Cambio climático: en 80 años el verano podrían durar seis meses

A medida que el cambio climático se acelera y las temperaturas globales continúan aumentando, la longitud de las estaciones podrían provocar consecuencias desastrosas en la agricultura, la ecología y la salud humana, de acuerdo con un nuevo estudio en la revista Geofysical Research Letters.
Los autores predicen que si no se hace nada para frenar las emisiones de gases, los veranos podrían alcanzar medio año a finales de este siglo, con inviernos que durarían menos de dos meses.
Los investigadores estudiaron cambios en la duración de las estaciones al observar los datos del clima histórico de 1952 a 2011 en el hemisferio norte. Por cada año, identificaron el inicio del verano al calcular el período con el 25 por ciento más alto de las temperaturas, mientras que el período con el 25 por ciento más bajo de temperaturas se definió como invierno.
A través del período de estudio, los veranos crecieron, en longitud, de 78 días a 95 días, mientras que todas las demás temporadas disminuyeron. De 1952 a 2011, los inviernos retrocedieron de 76 días a 73 días, el otoño se contrajo de 87 días a 82 días, y la primavera se redujo de 124 días a 115 días.
"Los veranos se están volviendo más largos y más calientes, mientras que los inviernos son más cortos y más calientes, debido al calentamiento global", explicó el autor del estudio, Yuping Guan, en una declaración.
Si bien estos cambios representan el promedio en todo el hemisferio norte, otras regiones también experimentaron cambios drásticos. Esta tendencia hacia veranos más largos fue más pronunciada tanto en el Mediterráneo como en la meseta tibetana.
Consecuencias
Por un lado, veríamos un aumento dramático en las sequías, los incendios forestales y otros desastres resultantes de olas de calor prolongadas. Mientras tanto, los inviernos más cortos y más cálidos podrían llevar a un aumento en la frecuencia e intensidad de las tormentas, provocando una pérdida considerable de la vida humana.
Un cambio en el inicio de las temporadas también causaría estragos en la agricultura, ya que los cultivos brotarían en momentos equivocados del año. De manera similar, los sistemas ecológicos pueden colapsarse si los animales y las plantas no pueden sincronizar sus ciclos anuales.
Afortunadamente, hay iniciativas que buscan prevenir este escenario como el Acuerdo de París. Sin embargo, es la humanidad entera que deberá hacer su aporte para no sufrir las consecuencias.