La sorprendente foto de 1848 con 140.000 megapíxeles, 10.700 veces más que el mejor iPhone
A pesar de que las mejoras tecnológicas han hecho que la industria de la fotografía alcance lugares impensados, la calidad de antaño se anima a hacerle competencia.
Apple prepara el lanzamiento de su último modelo de smartphone, el esperado iPhone 14, el cual se espera que llegue con novedades en cuanto a calidad de cámara y diseño.
No hay que ir mucho tiempo para atrás, cualquier persona que nació en los 90 nunca imaginó en su niñez que podría sacar una fotografía y verla al instante desde la misma cámara, mucho menos desde un teléfono. Sin embargo, los saltos tecnológicos que se vieron en todas las industrias quedaron aún más palpables en el mundo de la fotografía, haciendo que lo que en un momento nos pareció asombroso, como pensar en la digitalización de las imágenes, hoy nos parezca tan común y corriente como sacarnos una selfie.
Y como los niños nacidos en los 90 no podían imaginar que diez años después iban a poder sacar fotos y verlas al instante, los niños nacidos en los 2000 tampoco entienden lo que antes era normal: capturar una imagen con tu cámara, esperar que se termine el rollo, llevar a revelarlo y recién ahí poder ver cómo habían salido.
Por eso, más difícil es para ellos pensar que una foto sacada en 1848 podría tener más megapíxeles que una sacada por un iPhone de última generación. Pero no solo eso, sino que tiene 10.700 veces más que el mejor teléfono celular del mercado.
Se trata de una foto tomada por Charles Fontayne y William Porter en la ciudad de Cincinnati, estado de Ohio, Estados Unidos y tiene un total de 140 mil megapíxeles. Para entender esto hay que explicar que es en realidad un daguerrotipo, lo que se conoce como el primer método fotográfico que existió.

Para entender esto hay que explicar dos cosas fundamentales que tenían los daguerrotipos, que hacían que su calidad y nitidez sean envidiadas por las cámaras de hoy en día. La superficie sensible en donde se tomaba la imagen constaba de una placa de cobre pulida, recubierta de plata, que luego volvía a pulirse hasta convertirla en un espejo. Esta se hacía sensible a la luz gracias a vapores de yodo. Una vez expuesta, se debía revelar con vapores de mercurio, los cuales eran muy peligrosos. Además, para lograr su nitidez, tenía una serie de objetivos que constataban de dos conjuntos de lentes dobles.
A la hora de revelar, no tenía que ser positivado, por lo que era una copia única, obligándolos a hacer placas de gran tamaño para mejorar la calidad de la imagen.
Charles Fontayne y William Porter usaron 8 de estas placas de daguerrotipo, mostrando más de 3 kilómetros del lugar. Estas fotografías fueron restauradas y digitalizadas, logrando un poder de ampliación de 400x50 cm, es decir que necesita hoy en día cámara de 140.000 Mp para poder igualarlo. Todo con una nitidez impresionante.
Para hacer estas fotos se necesitaba un gran tiempo de exposición, por lo que las personas de la ciudad no aparecen en la foto, dando una sensación de ciudad fantasma.